La Silueta

Esta noche es más extraña que las demás.
El silencio dice cosas distintas a las que me dijo ayer.
La luz duele en mis ojos cansados, que hoy no reflejan nada.
La música se oye distante, como queriendo irse.
Los bostezos son constantes, pero sin lágrimas.

Las letras me miran atónitas, como si fuese un desconocido.
La luna se esconde tras las nubes, temerosa de algo que no puedo ver.
Los árboles se pierden en la oscuridad, solo dejan oír su movimiento.
Y el frío no hace más que estorbo al intentar llamar mi atención.

Un poema y un maldito

Mi cuerpo frío y tembloroso, pero con la sangre hirviendo como nunca.
Un nudo en la garganta y una sonrisa quebrada en mil pedazos.

Una idea y un robo.

Duele como una puñalada, que mata cada órgano que atraviesa.

Y golpea como un mazo, que quiebra los huesos de su víctima.

Un inocente y un verdugo.

El Baile

La danza elegante y ordenada.

A lo lejos, esa música que nadie aprecia.

Las notas del piano entrando por los oídos, calmando los temores del día.

Suspirando suavemente en el aire tibio y húmedo que intenta apagarlo.

El eco ausente de la habitación, despojando a la melodía del tono lúgubre.

Desesperación

Rendirse, y dejar atrás toda posibilidad de evitar la derrota.

Pero el cuerpo no puede más, no quiere, y ya no lo hará.

El alma se sofoca con preocupación, creyendo saber lo que le espera mañana.

No hace nada y acepta lo que el futuro aún no tiene escrito para ella.

El corazón se altera y el cuerpo siente esa cosquilla extraña que nadie sabe qué es.

Las ganas de llorar inundan los ojos rojos que buscan una tregua.

Los nervios que carcomen la mente asustada.

Y la picazón de todo el cuerpo que no deja en paz ni un instante.

Temblor

Un día más sumado a los días desesperantes, todo cada vez peor.

La gente haciendo lo de siempre, sin detenerse a verse las caras.

La luz del sol parece la misma y el viento más indiferente que ayer.

El humo contaminando la vida, que cada día parece más efímera.

El suelo está calmado, o más bien lo simula.

Una presión incontrolable, como la que suprimimos siempre, intenta salir.

La tierra no puede más, está harta de nosotros.

Y se mueve, como un perro que intenta deshacerse de las pulgas.

Sombras

Observo el reflejo frente a mí, un cuerpo, el cuerpo que uso para existir.

Los ojos, oscuros con ojeras, que me ven de vuelta y piden auxilio.

Las manos, sin moverse, herramientas que no quieren ser usadas más.

Pues no encuentran un motivo suficiente de porqué dejarse.

La ventana en la que se refleja este individuo en el que estoy contenido.

Mojada por la fuerte lluvia de hace un momento, salpicada por lágrimas del cielo.

Las luces, que están detrás de la ventana, distantes.

Iluminando un mundo de seres, como el que estoy viendo.