La Visita

La silueta regresó, silenciosa como la primera vez que vino.

Apareció nuevamente de las sombras dudando salir, cómo la última vez.

Pero hoy fue diferente, la música siguió su camino.

Las luces siguieron alumbrando, sin parpadear ni una vez.

Se ha sentado otra vez en mi cama, y mira todo el cuarto cautelosamente.

Su vista pasa por cada rincón de mi habitación.

Y se detiene de vez en cuando en algo que le parece curioso.

Sus ojos se detuvieron en los libros de la repisa y se acercó a observarlos.

Frustración

El caos alrededor de mí, haciendo estragos por doquier.

La desesperación lo acompaña, derribado hasta al más fuerte.

El enojo tocando la puerta, para terminar lo que sus socios empezaron.

Y yo sin poder salir de allí.

Todo terminó, pero la frustración sigue aquí.

Esa sensación de impotencia, de inutilidad, no se va.

Los recuerdos la fortalecen cada vez más.

Y sigo aquí, cargando con ese peso que quiebra mis hombros.

Inexplicable

Una rara sensación en el estómago, como de murciélagos de fuego.

Mis ánimos por los suelos, rasgados por el pavimento.

La noche con el cielo naranja, triste y apagado, que no ayuda.

Y desde acá veo las mismas luces de siempre.

Veo el mismo árbol, harto de estar allí parado.

Sueño

Esta noche tiene rastros de indiferencia, pinceladas de nostalgia.

La bóveda rojiza, y las estrellas opacadas por la nube que las cubre.

Las gotas de lluvia cayendo inconscientes, casi muertas.

Y el viento sometiéndolas contra mi ventana.

El sueño ha traicionado el pacto que teníamos.

Ha atacado antes de tiempo y ha tomado rehenes.

La música se ha vuelto su cómplice y me tortura con sus suaves acordes.

Solo la luz sigue de mi lado, diciéndome que siga.

Pero no puedo más.

Perdido

Estoy perdido en un lugar que debería conocer perfectamente.

Viendo confundido de un lado al otro, buscando una salida.

Pero esa salida no aparece, y cada vez me siento más adentro.

Adentro de este pensamiento absurdo que ataca en los peores momentos.

Hundido en esta tristeza sin sentido, en esta soledad tan extraña.

Sin poder pensar en algo más que en esos ojos.

De los que hablé con la silueta que me acompañó toda una madrugada.

Esa a la que puedo contarle cuanta cosa pase por mi cabeza.

Que escucha sin interrumpir, y me habla sin pronunciar palabra.

Otra Vez

Otra vez aquí sentado, enloqueciendo por el tiempo que no pasa.

Perdiéndome más en la oscuridad que temo.

Intentando recuperar episodios de mi vida que no encuentro.

Delirando, otra vez.

Suspirando por no sé qué, que siempre me atormenta.

En medio de esta pobre luz que no quiere acompañarme.

Quemando mis dedos con la fiebre de estos pensamientos.

Que me vuelven más cuerdo que ayer, y a la vez más loco para todos.