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miércoles, 29 de enero de 2014

Cazador de sueños

Una calle sin nadie más que ella, los postes apenas soplaban tenues rayos de luz naranja, el asfalto había sido perforado por la lluvia que formaba charcos de un líquido turbio con rastros de arcoíris de aceite danzando en su superficie, la basura estaba amontonada en la acera haciendo de perfecto banquete para los cuervos. Su respiración se entrecortaba por el temor que le causaban esos animales, algún recuerdo que la torturaba jugaba con ella cada vez que una de esas bestias, como ella los veía, estaba en su presencia. Mientras caminaba trataba de pensar en otra cosa, poner su mente en blanco, no permitir que su miedo dejara un rastro de su esencia, pero con cada segundo se sumaban sus temores con pico y graznidos furiosos, gritos. Cada paso, por más cauteloso que fuera, rebotaba en todos los rincones de los edificios de colores chorreantes, enmohecidos, de vidrios rotos y puertas derribadas. Cada paso llamaba la atención de las horrorosas bestias mojadas que engullían como quien no ha comido en siglos, haciéndolas detenerse y clavar sus ojos negros en ella.

Can I walk you to the light - Ricardo Luengo

Se detuvo en medio de la calle y volteó para ver que los cuervos ahora la seguían, mostrando su oscuro plumaje y sus afilados picos, llenando el ambiente de sonidos que ocasionaron  escalofríos por todo su cuerpo. En su mente se escribió “¡Te encontré!” y su corazón se congeló de inmediato. Imágenes de la sombra de un hombre relampaguearon en su cabeza y el frío de su corazón se esparció por todo su cuerpo. Volteó y echó a correr con todas sus fuerzas pero sus piernas eran pesadas y se movían lentamente, como si se estuviera moviendo bajó el agua. Frente a ella, el asfalto comenzó a quebrarse, rompiendo tuberías de aguas negras y las viejas líneas amarillas que dividieron la carretera hace mucho tiempo, formando una enorme pared. Los edificios comenzaron a temblar, a retumbar mientras se alzaban hasta convertirse en rascacielos enormes que terminaron encerrándola en un callejón sin salida. Los cuervos se acercaron más, amontonándose en las ventanas, en los cables y los postes. Ella se aferró al asfalto mojado que ahora era su paredón de fusilamiento con tal fuerza que sus dedos comenzaron a rasgarse, derramando chorros de petróleo. Las aves graznaban con más fuerza a medida que se acercaban y saboreaban el miedo que mojaba su piel, estaban listos, desesperados por tomar a su presa pero algo los detuvo y los hizo callar.

Silencio, no había más que silencio. Las aves se quedaron allí observándola, siguiendo cada uno de sus movimientos, su respiración. La masa negra de cuervos comenzó a dividirse por la mitad dejando un corredor libre que pareciera ser su salvación. Soltó el asfalto dejado rastros oscuros que goteaban y comenzó a caminar titubeante para salir de ese lugar. Vio una sombra al final de ese largo túnel de plumas vivientes, la sombra de un hombre caminaba hacia ella, las luces parpadeaban sin control y se apagaban cuando pasaba frente a ellas. Los cuervos se derritieron, convirtiéndose en el mismo líquido viscoso que ella derramaba, transformándose en un enorme charco negro que la sujetó de los pies y que subió por los chorros que salían de sus manos para inmovilizarla. Intentó liberarse, escapar, pero su cuerpo no se movió ni un centímetro. Los ojos de la sombra brillaron rojos en la oscuridad y en su mente se escribió “No hay salida”, su cuerpo dejó de intentarlo. La sombra llegó frente a ella, las luces no se apagaron y dejaron ver al hombre que escribía en su mente, un hombre con garras como en vez de pies que se clavaban en el asfalto, cabeza de cuervo con ojos rojos rodeados por una línea dorada y unas enormes alas azabache.

—“Eres difícil de encontrar”— se escribió en su mente. —”Tus esfuerzos no sirvieron de mucho”— le dijo con sus ojos brillantes que se ensartaron en sus labios. —"Pero luego de años, tenía que pasar ¿No crees? Nadie puede escapar para siempre, a menos que ya esté muerto."— agregó con una mueca de triunfo. Su cuerpo no podía moverse, su boca no podía gritar y sus ojos no podían llorar, solamente pensaba lo que el hombre con cabeza de cuervo grababa en su cabeza. Los edificios comenzaron a derrumbarse, sepultando las pilas de basura de las aceras y destrozando los postes que ya habían no eran iluminados. La pared de asfalto volvió a moverse, quebrándose en miles de pedazos hasta convertirse en un fino polvo, dejando un agujero enorme en el suelo en el que el lago de petróleo formó una abundante cascada negra. Los ojos rojos brillaron nuevamente —”Me gustaría quedarme un poco más aquí, viviendo en tu pesadilla, pero debemos seguir buscando a los demás.”— volvió a escribir en ella mientras tomaba su cabeza en sus manos. Todo comenzó a destruirse, convirtiéndose en polvo bajo las nubes grises que se iban extinguiendo. El último soplo se escapó de su boca y todo su cuerpo se derritió para unirse a la cascada. El hombre extendió sus alas y emprendió el vuelo. Todo quedó a oscuras.

***

“La mujer, que aún no ha sido identificada, fue hallada sin ninguna señal de trauma en la cama del cuarto donde vivía. El cuerpo se encontraba rodeado de cuervos al momento en que las autoridades llegaron al lugar de los hechos. La dueña de la casa, quien le alquilaba la habitación, se encuentra en crisis nerviosa luego de haber encontrado el cadáver e indicó que la mujer se mantenía en la ermita del Cerrito del Carmen y que no acostumbraba a dormir en la casa por alguna extraña razón. Las autoridades están investigando lo sucedido. Ampliaremos con más información.”

Fotografía: Ricardo Luengo

2 comentarios :

  1. "Nadie puede escapar para siempre a menos que ya este muerto..... " (me gusto mucho, tiene muchos medios de interpretacion para mi).... espero leer otro muy pronto.

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    1. Gracias por tu visita y el comentario! Espero pronto tener algo nuevo. Un abrazo!

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