La silueta regresó, silenciosa como la primera vez que vino.
Apareció nuevamente de las sombras dudando salir, cómo la última vez.
Pero hoy fue diferente, la música siguió su camino.
Las luces siguieron alumbrando, sin parpadear ni una vez.
Se ha sentado otra vez en mi cama, y mira todo el cuarto cautelosamente.
Su vista pasa por cada rincón de mi habitación.
Y se detiene de vez en cuando en algo que le parece curioso.
Sus ojos se detuvieron en los libros de la repisa y se acercó a observarlos.