Malos sueños

La tarde se ha vuelto lenta, las horas se arrastran para avanzar.
La música pierde el poco sentido que aún le quedaba.
Los acordes melancólicos destrozando pensamientos.
El sueño se ha apoderado de mi mente, de mis ojos.
Y los obliga a rendirse sin ofrecer tregua.
Arrebatando la coherencia a lo que leo, a lo que escribo, a lo que pienso.
Incitando a las letras a danzar frente a él, hasta morir agotadas.

Mi vista, seca por el cansancio, perdida en la ventana que no me refleja.

Que proyecta miles de sombras, figuras imprecisas.

Imágenes que me hablan y me sonríen, o eso parece.

Dejando entrar finos hilos de aire, que traen el lejano olor a tierra mojada.

Intentando calmar la fiebre del delirante, una fiebre que derrite.

Y yo buscando un escape de esto que parece un infierno.

No puedo salir de este lugar, no hay manera.
Tras la puerta, esas sombras hambrientas esperando por mi.
Para llevarme lejos y no dejar que regrese nunca.
La ventana y sus proyecciones tétricas manteniéndome alejado.
Impidiendo que salga volando para encontrar mi libertad.
Y echarme a la cama a dormir, para dejar pasar el tiempo, no es alternativa.
No luego de tantas pesadillas que viven en mi subconsciente.

Esos malos sueños a los que últimamente les ha dado por atacar.

Sueños sin sentido que me hacen despertar y evitan que pueda dormir.

Y si lo logro, es únicamente para continuar con la tortura.

Sueños que me llevan por pasillos oscuros interminables.

Que se aprovechan del agotamiento y juegan con la imaginación.

Y sueltan carcajadas en la oscuridad, como hienas que han atrapado a su presa.

Pero la tormenta ha comenzado, justo a tiempo.
La lluvia se estrella contra el vidrio, llevándose consigo las imágenes.
Los truenos, como latigazos en el cielo,  han espantado a las sombras.
Sólo queda en el aire el sonido constante de la lluvia, del olvido.
Y los ronquidos tras las nubes grises que oscurecieron todo.
Debo salir de aquí, antes que los malos sueños se apoderen de mi.
He de huir antes que el juego comience otra vez.

Mis ojos se abren en medio de la confusión, el reloj marca las 3 a.m.

Las sábanas alborotadas y las almohadas en el suelo.

El rastro que deja cada pesadilla.

La lluvia cae en la ventana, pero las imágenes siguen allí.

Los truenos en el cielo, pero las sombras detrás de la puerta.

Caí en la trampa, las carcajadas se oyen en la oscuridad.

Fotografías: AlfjosGt, phylevn