Una ciudad, en la que el tiempo se detuvo y ya no continuó.
Donde las calles susurran cuentos.
Donde sus visitantes se quedan asombrados de todo lo que ven.
Una ciudad como ninguna otra, pintoresca hasta el último rincón.
La luz de la luna acaricia sus edificios.
Muchos, viejos y despintados, piden paz a lo que los corroe.
Algunos otros, antiguos y relucientes, derrochan la grandeza que siempre han tenido.
Y otros más, nuevos e inexpertos, buscan su lugar en la isla.
El sol saluda a todos y se queda haciéndoles compañía.
Los sigue a cualquier lugar, intentando ser el mejor anfitrión.
Pero se vuelve hostigante y molesto.
Azotando con sus rayos a quienes una vez quiso agradar.
Sus playas, paraísos perfectos.
Con sus arenas blancas, suaves.
Recibiendo al mar de miles de tonos azules.
El mar que protege a la isla, a su pueblo.
Que no permite que el tiempo pase.
Que estanca a la ciudad en su época más grande.
Historia por doquier, inundando la ciudad.
Llenando las calles de personajes.
Relatando los hechos en cada monumento que hay.
Gritando al mundo lo que ha pasado en ese lugar.
Un lugar perdido en el tiempo.
Una historia viva, que se cuenta día a día.
Una ciudad increíble, que nunca quieres dejar.
Esto es muy poco a comparación de lo que vi en Cuba. Un lugar increíble que ha cautivado mi alma.
ResponderBorrarNo se si es mucho o poco porque no conozco Cuba pero me ha gustado la entrada de La Ciudad.
ResponderBorrarUn saludo!
Algún día tendrás que ir a Cuba para averiguarlo :)
BorrarMuchas gracias por la visita!
Saludos.