Encerrado

Mi vista perdida otra vez en la misma pared vacía.

Que no cuelga más que un par de cuadros en blanco, esperando a ser pintados.

Mi mente divagando en los recuerdos, pensando en lo sucedido.

Y dándose cuenta que somos libres, pero no del todo.

Esta es una de las noches en las que me pregunto ¿dónde está la silueta?

Ha pasado mucho tiempo desde que me visitó y charlamos.

Esta es una de esas noches, como muchas, en las que no aparece.

No ha dado rastros de existencia desde entonces.

Los pensamientos alborotados intentan salir de mi mente.

Pero no es más que ruido incesante, casi siniestro.

Hace mucho tiempo ya que mi subconsciente los retiene.

Y la cabeza no da más.

De nuevo, esa sensación.

Cuando nada basta, cuando nada sacia esta sed maldita.

Y el alrededor se desmorona en pedazos.

Demasiado pequeños para intentar reconstruir la realidad.

Estas paredes se acercan lentamente.

Mi mente se siente atrapada, esclava de alguien que no existe.

O tal vez sí, pero nadie lo acepta.

Ese alguien que todos miramos, pero que nadie acepta.

La noche, otra vez, me ha hecho su víctima.

Me ha mostrado mis miedos.

Riéndose escandalosamente.

Pero nadie la escucha, nadie más que yo.